EL PERCUSIONISTA

EL PERCUSIONISTA

 

Exposición individual de pinturas. Artista y comisaria: Conchi Álvarez

 

Cuando pensamos en un percusionista, lo relacionamos con la necesidad absoluta de público. Tal premisa se desvanece en esta serie en la que la artista y comisaria ha desnudado al instrumentista para penetrar y escudriñar en el riquísimo mundo interior de un músico que, lacónicamente, la RAE define como “persona que toca instrumentos de percusión”.

La pintora ha elaborado un discurso expositivo que pretende crear en el visitante de la muestra,  la sensación de que este percusionista bien podía haber habitado alguna de las obras maestras del gran Hopper. El aislamiento de la figura, la penetración psicológica del personaje, la soledad del músico aferrado a su instrumento como parte de sí mismo, el ensimismamiento, todo ello configura  una atmósfera hopperiana en la que el protagonista, como los de Hopper según Ivo Kranzfelder, está inmerso en su propia constelación, y pocas veces interactúa con el espectador. Hay en estas composiciones esa “singular combinación de distancia y atracción que fascina y desconcierta al mismo tiempo”. Como en los personajes de Hopper, nuestro percusionista oculta mucho más que lo que muestra, concitando nuestra curiosidad y el deseo de descifrar qué es lo que está pensando, y qué es lo que está pasando. El deseo de entrar en el cuadro para saber más, para sobrepasar los límites de nuestra percepción.

La atmósfera es hopperiana… pero la luz y el color son flamencos. Porque las interpretaciones de Chico Fargas, el percusionista, respiran poesía flamenca, de esa que dice Dolores Pantoja, “desprende sentimientos universales como el amor, el desamor, la soledad, la pena, la pequeñez del hombre ante la naturaleza, la desigualdad social o la impotencia ante un destino final”. Y ello es así porque estamos ante un artista que también es compositor, un creador con duende, perteneciente a una saga de músicos andaluces. Chico Fargas encarna, en clave andaluza, la soledad de los personajes de Hopper.

Como la mayoría de los artistas flamencos, en él la emocionalidad domina sobre lo intelectual y una individualidad propia poderosa, que busca la singularización del Yo, precisamente por moverse en un mundo de expresión colectivo. En esta serie de pinturas se puede constatar esa afirmación personal de músico y creador al que la pintora ha sorprendido en momentos íntimos y solitarios, donde son posibles todos los estados de ánimo. Y a modo de conclusión, poner en su boca los versos de Goyes Narváez,

“Percusionista del silencio; eso, no otra cosa

quiero ser”

 

CONCHI-ALVAREZ
CONCHI ÁLVAREZ
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EL PERCUSIONISTA (detalle)

Acrílico sobre tabla

100 x 75 cm

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EL DESCANSO DEL PERCUSIONISTA (detalle)

Acrílico sobre tabla

100 x 75 cm

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VIENDO LA VIDA PASAR (detalle)

Acrílico sobre tabla

100 x 75 cm

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SOLEDAD (detalle)

Acrílico sobre tabla

100 x 75 cm

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INFINITUD (detalle)

Acrílico sobre papel

40 x 30 cm

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RECORDANDO (detalle)

Acrílico sobre papel

40 x 30 cm

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INSPIRACIÓN (detalle)

Acrílico sobre papel

40 x 30 cm

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CHICO (detalle)

Acrílico sobre tabla

60 x 45 cm