Comisaria Conchi Álvarez
La Galería de Arte STOA expone, desde el 7 de marzo y hasta el 6 de junio, la individual de Conchi Álvarez “La Estepona que amo”. Son pinturas realizadas, la mayoría, en acrílico sobre tabla y, como novedad en esta artista, seis pequeñas encáusticas sobre papel. Esta muestra inició su andadura hace más de veinte años con un cuadro que tituló “Calle esteponera I”. Con el numeral romano la artista dejaba bien clara la intención de continuar haciendo paisaje urbano, pero la serie sobre Estepona quedó aparentemente aparcada durante mucho tiempo. Otros géneros ocuparon su interés hasta que éste reapareció, indirectamente, a partir de la prolífica serie sobre La Alcazaba de Málaga, un espacio urbano singular al que Conchi ha dedicado más de cincuenta pinturas. Precisamente la última obra realizada para la exposición individual “La Alcazaba que amo” (Galería STOA, 23 septiembre-25 noviembre de 2011) fue “Callejuela hacia La Alcazaba”, enlazando y articulando la serie sobre el monumento malacitano con el retorno al paisaje urbano.
Son espacios urbanos siempre soleados, a partir de paseos en solitario buscando las solanas en invierno y las frescas sombras en verano. Sin gente, para que surja el rondó amoroso entre la artista y el modelo. Con su cámara fija los espacios que la han conmovido, aquellas fisonomías urbanas con las que se ha establecido una comunicación fluida, un impacto emocional e incluso un auténtico enamoramiento. De esos paseos vuelve a su estudio enriquecida y anhelando dar forma con sus colores a esas vivencias. “La Estepona que amo” forma parte de una ambiciosa serie que la autora denomina “Ensoñaciones urbanas”, título que define muy bien esa acción personalísima que implica sólo pintar ciudades en las que se produce esa acción cuasi mágica: paseo, aprehensión de los espacios, explosión interior y gestación de la inspiración. Ahora mismo Estepona, también Málaga… pero ya hay más lugares en los que se produce esa magia.
La Estepona que amo está llena de luz y color. Las obras recorren espacios pertenecientes a su centro histórico, dotado de fuerte personalidad, fruto de una fisonomía singular y urbanismo irregular. “Veinte años después” es la continuación de la serie esteponera, partiendo del mismo lugar de “Calle esteponera I”. Hay rincones misteriosos y encantadores, como “Escalera a ninguna parte”; espacios incomprensibles y llenos de humor, como “Prohibido, prohibido”. Calles que irremisiblemente viven a la sombra de la omnipresente Torre de los Remedios, que viene a ser como esas Vírgenes poco agraciadas, pero generadoras de un fervor sin igual. Como París tiene la Torre Eiffel o Pisa su torre inclinada, y son el emblema de la ciudad, Estepona también tiene en ella su torre-icono. “Calle Fraile” muestra también cómo la aparente fealdad deviene en belleza o cómo la aberración urbanística de una ventana en esquina, puede tener su encanto particular, caso de “Esquina Calle Torrejón”. “El Antiguo Ayuntamiento” es el claro ejemplo de cómo la artista puede fijar su atención, caprichosamente, en aspectos secundarios, como la solería, o imaginar un hipotético diálogo entre calles, como en “Las tres calles”, o simplemente regodearse en la belleza intrínseca de la “Escalinata sirena” o la “Calle Damas”, o en la gracia andaluza indiscutible de “Calle poeta Luís Rosales” y de “Calle Carlos Herrera”. Esa Estepona, la que ama, considera que es la ciudad perfecta para vivir, perfecta para crear, perfecta para disfrutar, perfecta para…
ACRÍLICOS SOBRE TABLA
ENCÁUSTICAS SOBRE PAPEL
Radio Estepona. Entrevista con Conchi Álvarez
Programa «La pincelada» de Juanma Herrera