Luz y color invaden las obras de esta artista mexicana, pertenecientes al mundo de la abstracción, pero con notoria recurrencia al uso de elementos figurativos. Pinturas de gran porte, livianas teselas invadidas por un “horror vacui” que recuerda, irremisiblemente, a los bajorrelieves y pinturas murales mayas. Telas pobladas de círculos, números, triángulos y un sinfín de elementos, aparentemente puestos por azar, pero con un notorio sentido antropomórfico, avalado por sus títulos: ”Clementina”, “Domitila” y “Bartola”, nombres femeninos que evidencian su amor al pasado mexicano y la tradición, constituyendo un estandarte reivindicativo frente a la importación de nombres y costumbres gringos. Esta pintora inquieta que pasa de los pinceles y paletas al uso los dedos con frenesí eleusino, consigue un resultado límpido, lleno de frescura y sentido lúdico de la vida. Dama oferente mexicana que espera y demanda una mirada libre del espectador hacia sus trabajos. Tres obras realizadas en acrílico sobre tela en cuatro lienzos, pues “Clementina” es un díptico, constituyendo las tres una serie, “Las Viajeras”, gestada y nacida específicamente para esta exposición en España.
Ida es uno de los paradigmas de artista del siglo XXI: nacida en Bulgaria, donde empezó una formación que más tarde completaría en Alemania y Gran Bretaña, actualmente tiene estudios en Haskovo (Bulgaria), Londres, Oslo y Nueva York. Esta globalización se refleja en su obra, escrita en lenguaje internacional y con contenido y mensaje universal.
En esta exposición presenta una serie de dibujos-collages sobre la Seducción. Constituyen un conjunto de instantáneas en las que fluye, con exquisita elegancia y delicada sutileza, el sempiterno tema de la ”seductio”. En cada una de las cuatro secuencias de pequeño formato, consigue una radiografía bellísima y profunda de algo tan cotidiano, como atractivo y complejo. En “Una sombra” y “Deseo animal” se centra en el proceso seductivo, sin duda complejo y convulso, en clave alegórica, imaginando un félido seductor, atractivo y brutal, puro generador de energía y tensión en potencia. En “Europa” la artista renueva el mito del Rapto de Europa para mostrar el cénit de la seducción. Un taurino Zeus que, perdido su color blanco por el del rojo pasión, culmina su adulterio portando triunfante el trofeo de la bella fenicia. ”La audaz María” plantea otro lado de la seducción, la atracción ambivalente del hermafrodita.
SONIA VINACCIA
Italiana de la isla de Capri, su pintura, del ámbito figurativo, se encuentra en esa fina frontera entre el realismo mágico y el surrealismo, del que es ferviente admiradora. Cercana al hiperrealismo por la multitud de precisas pinceladas, la suya es una pintura pulida, bien ejecutada, dotada de un potente dibujo que la acerca al mundo del comic y el pop art, junto con una primorosa delectación por los detalles y una gama cromática que recoge y honra la excelsa tradición de la pintura italiana. Su color es deudor de los maestros del Quattrocento, pero con una impronta personalísima en los seis lienzos de esta exposición. Óleos de mediano y pequeño formato, de una imaginación desbordante, en los que Sonia cuenta cuentos con sus pinceles, bellas historias que recorren el espectro de un alma eminentemente femenina, llena de serenidad y paz interior, en las antípodas de lo truculento y expresionista. Los escenarios de sus relatos pictóricos tienen como protagonista recurrente La Naturaleza en la que el agua, en múltiples variantes, es una celosa “prima donna” omnipresente, constituyendo un elemento casi inherente a la pintura de esta isleña. Sus telas tienen una fuerte impronta personal, vivencias familiares en unos casos, ensoñaciones en otros, anhelos y deseos de un alma sensible, en femenino…todos.
CONCHI ÁLVAREZ
Una artista española, representante de la hispanidad en palabras de Paolo Levi y orgullosa de que su obra sea identificada con la españolidad, esa podría ser una definición de esta pintora, castellana de nacimiento y andaluza de adopción. En esta ocasión expone obras pertenecientes a su serie “Ensoñaciones urbanas”, todas de Málaga, una ciudad que para la autora está cargada de embrujo, seducción y vitalidad. A través de paseos interminables por su centro histórico, la pintora asiste a una especie de catarsis urbana en la que la ciudad se desdibuja, pierde su color natural y adquiere otro más intenso, más genuino… el color del corazón. Trabajos que destellan una luz malacitana, radiante y casi cegadora, tan querida para la artista que parece tocar con su varita mágica un invisible interruptor, responsable de esta luminaria escénica.
Calles y rincones sin gentes, sin el bullicio inherente a ellos, pero cargados de acción antrópica, pues en esos colores saturados están sus vivencias, y en la luz desbordante, la reflexión de sus esencias.
SAN AGUSTÍN DESDE EL MUSEO PICASSO
Acríl/tabla 100 x 75 cm