Exposición individual de dibujos del artista Salutiano, comisariada por Conchi Álvarez
Afirmaba el gran Leonardo que “El dibujo no es sólo una ciencia, sino una deidad”. Esta exposición de dibujos de Salustiano lo corrobora.
El recorrido por la muestra sobrecoge por la exquisitez y delicadeza de unos retratos que llevan la figuración al más alto nivel. Retratos femeninos e infantiles en los que se hace realidad la aseveración del también renacentista Alberti ”…en un solo cuerpo no se encuentran bellezas acabadas, sino que están dispersas en muchos cuerpos…”. En efecto, Salustiano parte de modelos reales para, tras un complejo proceso de síntesis, alcanzar un ideal de belleza atemporal. Y ya no son más Juanito, Miguel, Zahara o Ana, sino que pasa a convertirse cada figura en un modelo iconográfico digno de ser imitado, es decir, un clásico.
Una exhibición que genera una atmósfera etérea que nos recuerda ese concepto de éxtasis estético del que hablaba Umberto Eco, en el que el artista se convierte en sacerdote de la belleza, rindiendo culto a lo excepcional.
Cada uno de los dibujos de esta muestra es una clase magistral de trabajo magníficamente ejecutado, limpio, e impecable, como paradigma del menos es más, representando magníficos ejemplos de la neofiguración contemporánea más exquisita y la ejecución más alta. Con la extraordinaria sensibilidad estética que le caracteriza, Salustiano consigue que sus retratados, desde su beldad infinita, representen el ideal platónico de belleza como armonía y proporción de las partes, como equilibrio y esplendor de lo que agrada y atrae.