JOAQUÍN MOLINA

Este artista sevillano, ofrece en sus esculturas el acercamiento más delicado posible al mundo del culturismo. Sus bronces modelan cuerpos exuberantes, musculados hasta la extenuación. En “Dos boxeadores”, máster de toda una serie, dos figuras cuentan una historia sencilla, pero vitalmente profunda: tras la lucha, siempre hay un vencedor y un vencido, nunca ganan los dos. “Boxeador con toalla” muestra a ambos antes del combate, los dos ansían ganar. Tras la lucha, dos obras independientes:“Boxeador victorioso” y “Boxeador vencido”. “Culturista”, realizada en resina de poliéster, es un brillante ejercicio de clasicismo y modelo perfecto del canon ideal para el autor. Invitando a la contemplación estereométrica con un ligero movimiento helicoidal, su gigantismo es un homenaje del autor a la escultura helenística, el manierismo y Miguel Ángel, el gran maestro. Todo lo contrario ocurre con la escala del “David Culturista”, homenaje al más grande, en tono de humor, convirtiendolo en culturista, con tanga y mancuernas. “El Prisionero”, terracota con pátina de bronce narra con delicado lirismo, la historia de un prisionero de la Segunda Guerra Mundial. Ante una muerte cierta, toda su voluntad se canaliza en intentar alcanzar una solitaria rosa del acantilado, antes de ser arrojado vivo. Un profundo escorzo de la figura, ligeramente “serpentinata”, potencia y refleja ese esfuerzo por alcanzar La Belleza hasta el último acto vital.