GERMINAR

Exposición individual de la artista francesa Julie Alegre, comisariada por Conchi Álvarez.

“Germinar…” es la segunda exposición individual en Stoa  de la artista francesa Julie Alègre.  La primera,  “…Desde la Feminidad”, inaugurada el 1 de febrero de 2008, descubrió una artista genuina, auténtica, grandiosa en su aparente sencillez y, sobre todo, muy original. En estos casi cuatro años transcurridos, la autora ha hecho una introspección aún más honda que en la obra precedente, lo que se traduce en un profundo sincretismo, más abstracción, una mayor y más compleja conceptualización en estas 20 tintas sobre papel y una escultura que conforman la muestra.

En muchas de las obras triunfa el esquematismo, dominando los colores planos e intensos, resultado de una desintegración de síntesis cubista. Las teselas resultantes, yuxtapuestas en bello y aparente desorden, recuerdan las composiciones de los mosaicos bizantinos y los fondos de las obras de Klimt.

La falta o ausencia de atmósfera es significativa, proliferando las composiciones cerradas en las que ha renunciado al medio aéreo a favor del acuático, fetal por excelencia. De ahí el uso de tinta al agua y los restos de aguada en algunas obras porque, observando los títulos, sobresale el tema de la maternidad concretado expresamente en la concepción y gestación. Un tema que sobrepasa la maternidad biológica para bucear hasta las confusas y revueltas interioridades del alma, hasta llegar a las esencias mismas de la “creación artística” aunque, ¿existe tal cosa?, ¿algún artista, alguna vez, ha realizado “ex novo” su obra?, ¿no hay siempre un basamento de información, aunque sea un “totum revolutum”  en el interior del artista sobre el que éste/a edifica con mayor o menor originalidad su obra? Tal vez por ello habría que hablar de proceso de germinación artística, de ahí la denominación de esta exposición, “Germinar”, pues en ella se hace un ejercicio de asimilación entre creación artística y concepción biológica y gestación, que en Julie tiene un carácter expansivo de un continuo y permanente brotar, crecer, desarrollarse… ¿Dónde?, claramente en las medinas, el hábitat donde Julie escenifica esa germinación, sinónimo de Paraíso, el escenario perfecto para las ensoñaciones, recuerdos, deseos de esta pintura subjetiva por excelencia. Se puede establecer un claro paralelismo entre Julie y Van Gogh: tan esencial como fue para Van Gogh el japonismo, lo es para Julie el medinismo. Al igual que Van Gogh viajó al Sur, a Francia, para encontrar su Japón, Julie viaja a su interior para encontrar su medina. No terminan ahí las concomitancias entre Julie y Van Gogh: la común adoración por el color, así como la planitud de éste; preocupación por la relación que guarda lo representado con el natural y, por tanto, cuando se considera que una obra está “acabada”; la utilización de la pintura como medio para volcar su mundo interior al exterior;  la convicción de que con su arte contribuyen a crear un mundo mejor; en definitiva, dos pintores con alma, del alma y para el alma.

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