Exposición individual de Paz Aymerich, comisariada por Conchi Álvarez.  Del 3 de febrero al 19 de abril  de 2017

Han pasado 10 años desde la última exposición individual de Paz en STOA. Años de retiro y reflexión en los que la artista ha continuado experimentando con un paisaje urbano que ya nos emocionó en 2007 en la muestra”…En la ciudad…”. Años en los que ha trabajado con calma y sosiego, adquiriendo una madurez pictórica notable. Años en los que ha volcado esa íntima relación con el hábitat en un medio, la pintura, su dilecto modo de expresión. Esa particular experiencia urbana pasa a tablas y lienzos con pulsión espasmódica, reflejo de la pasión e intensidad de la autora, pero resultado, también, de una profunda quietud espiritual  que conlleva esa aprehensión de la realidad urbana que caracteriza su pintura.

Son todas ellas composiciones del ámbito figurativo con una visión subjetiva, muy personal,  en la que sus vivencias pasan al soporte con la frescura y soltura que aportan la espátula y la brocha. Predominan los enfoques lejanos, con perspectiva, así como visiones y vistas desde azoteas y tejados. Son las perspectivas lejanas en las que la línea del horizonte funde abrazos imposibles entre cielo y tierra donde Paz logra momentos sublimes que invitan a soñar y reconciliarnos con la ciudad. Consigue atmósferas corpóreas en las que se adivinan diálogos, murmullos, risas, llantos… horizontes con siluetas de una plasticidad contundente que pasan a convertirse en la propia identidad de cada ciudad.

Abundan las obras sobre su querido Madrid, las obras más grandes, más impactantes, de puro delirio por el hábitat más que querido, constituyendo todo un homenaje de esta madrileña a su ciudad natal. Un Madrid sin convulsión, calmado, soñado, anhelado, claramente es… su Madrid. Nueva York, la metrópoli por excelencia, la Ciudad, está presente en varias obras. En ellas, a través del cromatismo, se atisba una inhibición y desasosiego que Madrid y otras ciudades no provocan en Paz. Y otras ciudades, en pequeño formato, divertimentos de urbes imaginadas, soñadas, idealizadas, llegando casi a tocar la naturaleza muerta.