París, 1971.
Miguel Ángel Iglesias es un pintor de paisajes urbanos coloristas de bellas y exquisitas perspectivas. Fácilmente se advierte todo un mundo interior de alguien que comenzó a amar la belleza, visitando desde niño el Louvre. Crea paisajes mágicos a partir de vistas cenitales de centros de ciudades modernas. Desde allí, desde el cielo, observa los bosques de rascacielos, que él convierte en bellas esculturas, mientras medita en el anonimato de los millones de seres que habitan en esos enhiestos menhires que pueblan las bellas y modernas urbes.
Sus paisajes urbanos bien podrían ser también alegóricos autorretratos, por toda la carga emocional profunda que plasma en los acrílicos sobre lienzo y sobre papel.